
Rector Ignacio Sánchez: quince años de innovación, cultura y crecimiento en la UC
Tras liderar la Universidad Católica por tres periodos consecutivos, Ignacio Sánchez hace un repaso de su gestión, marcada por la cercanía con la comunidad y un cambio generacional, destacando algunos de los temas que impulsó -como la interdisciplina y la inclusión-, la agenda pública, los desafíos y los temas que quedaron pendientes. “Así como estamos dentro de las primeras cien mejores universidades en el mundo, si seguimos este camino, deberíamos llegar a las primeras cincuenta al cumplir 150 años de nuestra fundación”, afirma.

photo_camera La cercanía con la comunidad universitaria ha sido una de las características del rector Ignacio Sánchez. (Fotografía: Ceremonia concurso Tesis en 3 Minutos, Escuela de Graduados, 2024)
“¿Me puedo sacar una foto con usted?”. Seguramente esta es la pregunta que más ha escuchado el rector Ignacio Sánchez a lo largo de su rectorado, pero especialmente en el último de sus quince años liderando la UC, a lo que siempre accede con una sonrisa.
La cercanía ha sido uno de los sellos de su gestión. Precisamente este fue uno de los aspectos que la comunidad universitaria más relevó durante las entrevistas realizadas por el Comité de Búsqueda, cuando el entonces decano de la Facultad de Medicina -cargo que ejercía hacía un año y medio-, fue elegido rector en enero de 2010.
“Fue un día domingo 24 de enero, en que me llamó el cardenal Francisco Javier Errázuriz para decirme que yo era la persona que Roma había refrendado, y la verdad es que yo estaba bastante sorprendido”, recuerda el ahora saliente rector Sánchez y agrega: “La única pregunta que yo le hice al cardenal fue cuál había sido la razón de que mi nombre fuera seleccionado para Roma y lo que él me respondió, fue que yo representaba mejor el enfoque de cómo abordar los temas que preocupaba a la comunidad universitaria y que habían surgido en el Comité de Búsqueda, que tenía una sintonía fina con la comunidad”.
Y es que, si bien su nombramiento fue una sorpresa, su vida profesional la ha hecho casi completamente en la Universidad Católica. Entró como estudiante de Medicina en 1979, continuó con su especialidad -Pediatría-, luego partió a Canadá por cuatro años para perfeccionarse, regresó a Chile en 1993 como académico y en 2008 se convirtió en profesor titular. “Tengo una identificación muy plena con la institución”, afirma, tras sumar actualmente 46 años en la UC.

Transformarse en rector
Respecto del inicio de su primer periodo, Ignacio Sánchez recuerda: “Lo tomé como una gran responsabilidad, de decir, ‘bueno, este es un buque mayor‘”.
- ¿Le dio una sensación como de mareo al principio?
Yo no diría mareo, pero sí puedo decir que es difícil tomar el peso de todo lo que ocurre, antes de un año de gestión. Me acuerdo bien de que los primeros tres meses, cuando iba a una ceremonia, me parecía raro que la gente me saludara y me dijera ‘buenas tardes, rector’. Yo no respondía, ¡pensaba que le hablaban al rector Rosso! (su antecesor)”, rememora.
Algo que destaca Ignacio Sánchez es todo el apoyo recibido. “Tuve siempre un apoyo muy grande del rector Pedro Rosso, quien fue muy generoso. Desde el primer día se manifestó disponible a ayudarme y concertamos ciertas tareas que iba a realizar. Y él estuvo quince años colaborando conmigo, hasta que jubiló en diciembre pasado”, dice. Así como también releva “un apoyo muy amplio de toda la comunidad”.
Entonces recuerda una anécdota: “Durante mi primer año comencé con las reuniones con las facultades y me acuerdo de que, en una, un profesor muy importante me dijo: ‘me alegra que esté acá, pero estoy seguro que va a ser la primera y última vez que lo vamos a ver, porque después no va a tener tiempo’. Bueno, resulta que yo visité cada facultad para reunirme con los profesores los 15 años, incluso en pandemia lo hicimos por zoom, y cada cierto tiempo, yo le recordaba al profesor: ‘usted me dijo que yo no iba a volver más y acá estamos’”.
Reconoce que uno de sus temores era cómo lo iban a recibir los profesores, especialmente aquellos mayores que él, que eran la mayoría. Ignacio Sánchez tenía 48 años cuando asumió, siendo el rector más joven de la UC. Destaca el cambio generacional que se produjo tanto en la dirección superior como entre los decanos. “Eso fue positivo, como también que los profesores mayores se sintieron que estaban convocados a seguir participando activamente de la gestión académica y universitaria”, expresa. En otras palabras, se produjo un encuentro intergeneracional, precisamente una de las riquezas de la universidad.

A cargo del buque
“La Universidad Católica es patrimonio del país, en el sentido de que es una de las instituciones más importantes”, dice el rector Sánchez, lo que hace que esté directamente vinculada con los vaivenes del acontecer nacional. “Y no cabe duda de que en estos quince años el país ha cambiado muy significativamente”, agrega. Y enumera, entre otros: los movimientos estudiantil y feminista, la reforma a la ley de educación superior, el ingreso a la gratuidad, el estallido social, la pandemia y las propuestas constituyentes. “En la condena de los abusos al interior de la Iglesia también tuvimos una tarea importante”, agrega. Así como otras temáticas relevantes para la UC, como “la situación de Canal 13, la alianza en la red de salud, y la alegría por la visita del papa Francisco a Chile y a esta universidad”, releva.
También destaca la ley de aborto en tres causales, que en palabras del rector Sánchez, “fue una temática externa que removió a la universidad, porque quisimos aportar una mirada que fuera diferente, que muchas veces no era la mayoritaria, pero que era muy importante que nosotros pudiéramos presentar”.
Todo lo anterior fue desafiante. “En algún momento yo pensaba: ‘el rector de la universidad tiene la mitad de su tiempo hacia afuera, hacia las temáticas país, y la otra mitad hacia adentro. Era escaso el tiempo para poder desarrollar temas que eran realmente muy importantes para que la universidad siguiera avanzando. Entonces, la única alternativa era trabajar más”, afirma.
- Despertándose a las 5:00 am…
Realmente la dedicación de tiempo era muy alta. De repente había críticas de que el rector tenía mucho protagonismo. La verdad es que mucho de ese protagonismo era porque no había o no querían haber otras voces en la discusión nacional. Lo asumí con responsabilidad, pero fue complejo. Y también fue decisión mía, teniendo un equipo muy potente -equipo directivo, decanos, etc.- de querer estar muy presente al interior de la institución.

Área chica
La interdisciplina es uno de los temas que Ignacio Sánchez ha buscado impulsar a lo largo de su gestión. “Pareciera que es un poquito difícil, que de alguna manera va a contracultura de algunas disciplinas”, reconoce. “Queremos hacer interdisciplina para que cada disciplina se fortalezca y presente lo mejor de la profundidad de ese conocimiento”, dice.
Una innovación en este sentido ha sido la creación de las unidades interdisciplinarias, ocho en total. Un ejemplo es el Instituto de Éticas Aplicadas, que dirige el académico de la Facultad de Ciencias Biológicas Juan Larraín, en la que todas las facultades están involucradas, “porque la ética es, digamos, una disciplina que no tiene límites, sino que están todos llamados a un buen vivir, a un buen comportamiento, y entonces queremos aplicar esa ética en las distintas disciplinas”, explica el rector Sánchez. Destaca que actualmente este instituto tiene una decena de profesores y la idea es seguir creciendo. “Cuando vemos indicadores de antes y después de la creación de estas unidades, resulta que el crecimiento en investigación y en actividad de cursos interdisciplinarios es bien notable”, expresa.
- Pero no ha sido fácil…
Tenemos patrones, formatos y nos cuesta salirnos de eso. Hay profesores que están en Música y en Ingeniería, por ejemplo. ¿Tiene alguna complejidad? Sí, porque hay culturas diferentes, pero también tiene una riqueza de crecimiento, de valoración muy grande. La investigación interdisciplinaria hoy día forma parte de un porcentaje muy importante de la generación de conocimiento; también nos ha ayudado mucho a ser robustos y fuertes en la capacidad de postular a fondos. Por ejemplo, hace diez o quince años, teníamos poca presencia en los Fondap, Anillos, Milenio… hoy día esa presencia es mucho mayor, porque hemos aprendido a trabajar interdisciplinariamente, lo que implica explorar lo que la otra persona mira, con qué ojos lo mira, cuáles son sus aportes y también respetar la mirada distinta.
Un “pendiente” a juicio de Ignacio Sánchez, es la flexibilidad curricular. “Por ejemplo, hay facultades en donde hay tres o cuatro carreras y no se entrecruzan. Yo creo que es muy importante tener un criterio de determinar qué cosas son comunes, qué podemos explorar en común, y si los dos primeros años son contenidos más comunes, ¿por qué no podemos cruzar las disciplinas y hacer cursos en conjunto?”, comenta.

La inclusión es otro de los temas “estrella” de la gestión Sánchez. Como él mismo explica: “Esto surge del hecho de tener la convicción de que la Universidad Católica tiene que compartir su calidad con todos quienes tienen la capacidad para llegar acá y que por falta de oportunidades no han podido llegar. Los talentos están distribuidos en toda la población, pero es distinto que a uno le llegue un libro con la mitad de las páginas en blanco, que a otro le llegue un libro nuevo con todas las páginas. ¿Es menos capaz quien lee la mitad de las páginas? No, tiene menos oportunidades. Y tenemos que apostar a que si ese estudiante se destaca en su entorno difícil, quiere decir que en un entorno en que se le faciliten todas las condiciones, va a poder sacar lo mejor de sí”.
Y continúa con este tema que le apasiona: “Hicimos la apuesta de ir buscando a estos estudiantes desde todas las zonas del país. Buscamos también a través de las vías de admisión especial: Talento e Inclusión, Pueblos Originarios, Programa para Inclusión de Alumnos con Necesidades Especiales (PIANE), Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE), el programa Nace de Ingeniería, entre otros. Hemos aprendido a incorporar, apoyar, acompañar y a tener una mirada de que estos estudiantes tengan una titulación oportuna, que realmente superen su brecha. En esta admisión llegamos a cerca del 50% de estudiantes de colegios municipales y particulares subvencionados; hace quince años atrás, era de un 32%. Y en ese tiempo, teníamos 18.000 estudiantes de pregrado y hoy son más de 32.000; entonces, estamos hablando que 16 mil son estudiantes de la educación municipal y particular subvencionada. Esto considerando que nuestra universidad es una de las tres universidades más masivas del consejo de rectores. Y esto no se conoce, tampoco que dos de cada tres estudiantes nuestros necesitan apoyo económico para estudiar, ya sea por gratuidad (30%), becas y créditos, beca de materiales o de alimentación, o de algún otro tipo. Pero además son de los mejores estudiantes del país, porque nosotros captamos cerca del 50% de los mil puntajes más altos y cerca del 40% de los cinco mil, lo que quiere decir que la universidad tiene la capacidad de atraer ese talento”, afirma.
Y agrega: “Nos hemos esforzado mucho para que, al llegar aquí, haya un acompañamiento, que siempre podría ser mejor, no cabe duda. Hoy el programa PIANE tiene cerca de 1500 estudiantes con necesidades educativas especiales, de los cuales hay muchos que son por temas neurosensoriales, motores, pero también están el espectro autista y de déficit atencional. Ojalá pudiéramos tener los recursos para apoyarlos de manera más completa. Una política país bien importante sería focalizar recursos en estudiantes con cierto grado de discapacidad, que en la educación superior no llegan al 10%. Hay una brecha. Hay mucho que seguir avanzando en incorporación de estos estudiantes al sistema universitario”.
- Y también pasa por un cambio cultural al interior de la comunidad universitaria, o sea, que realmente haya una integración de los estudiantes.
Yo creo que ese es el “broche de oro” de la inclusión, no solo de los estudiantes que tienen una necesidad educativa especial. No porque tengamos el 50% de estudiantes de colegios públicos y particulares subvencionados vamos a dar por finalizada la tarea. Si yo entro a una sala, y la mitad de los estudiantes de colegios públicos se sientan a un lado y la otra mitad en otro lado, no es inclusión. La institución puede poner todos los elementos que favorezcan la inclusión, todos los incentivos, pero al final la inclusión está en el corazón de la persona. Y una persona va a ser más o menos inclusiva, dependiendo de lo que le nazca y también de lo que ve. Para eso tiene que exponerse, pero el paso siguiente ya es una decisión personal. Hoy día como política universitaria, quienes entran aquí como novatos, ven esta diversidad y es importante que se vea para que se tomen las medidas acordes a esa diversidad.
- Otro tema que tiene que ver con la diversidad es la equidad de género.
A nivel de toda la universidad, más del 55% de los estudiantes son mujeres, pero obviamente que en el área de la ciencia se ve una menor proporción. Pero voy a poner el caso de Ingeniería, en que el número de mujeres ha ido creciendo de manera importante, al igual que en el área de ciencias; y también hemos fomentado la equidad de género en carreras donde predominan las estudiantes mujeres, incorporando hombres, como educación parvularia, fonoaudiología, enfermería. También estamos contratando más profesoras, motivando bibliografía escrita por mujeres y otras medidas… Nuestra Dirección de Equidad de Género está abordando esta temática en el ámbito de desarrollo académico de la mujer de manera bien completa, pero ahí hay mucho terreno todavía para avanzar.
El “sello Sánchez”

El rector enumera cinco temas en que le ha puesto una “dedicación mayor”. El primero es el potenciar la inclusión con calidad, “que no sea una o la otra, sino que las dos cosas pueden ser en conjunto, porque la universidad es más inclusiva y tiene mayor calidad en todos los parámetros que uno pueda evaluar hoy día que hace veinte años”, afirma.
El segundo es la convivencia universitaria. “En una comunidad que tiene cerca de cincuenta mil personas, obviamente que siempre van a haber situaciones de convivencia complejas, pero esta es una institución con una comunidad sana, en donde hay relaciones de respeto, camaradería, acompañamiento en la adversidad, solidaridad”, afirma.
La internacionalización de la universidad es otra temática que ha recibido un impulso importante, “no solo a través de los cinco años de la Vicerrectoría de Asuntos Internacionales, sino también por medio de estar presente en foros, hacer visitas a universidades, invitar a autoridades de otras universidades para que nos visiten, que nos conozcan, acoger múltiples simposios, seminarios internacionales, todo eso va mostrando a la universidad en el mundo y nos van eligiendo. La cantidad de primeras conferencias de determinadas disciplinas que se hacen en Sudamérica y que eligen nuestra institución son innumerables, y nosotros privilegiamos que se hagan en los campus de la Universidad Católica, porque estoy convencido que quien conoce nuestros campus se impresiona”, dice.
Otro punto es el compromiso o rol público de la institución. “En algún momento, decíamos: ‘nos respetan mucho, pero no nos quieren tanto’. Yo creo que ahora hay bastante más cariño por la institución. También influye tener una mayor diversidad de estudiantes: detrás de un estudiante está su familia, o sea tenemos 16 mil familias, unas 50 mil personas, además de su entorno, amistades, que a lo mejor no conocían primeramente la Universidad Católica, pero ahora uno de los suyos está aquí y eso nos acerca. Nuestro trabajo en la pandemia ha sido también muy importante en este cambio de mirada”, expresa.
El último aspecto es el aporte cultural y patrimonial. Y afirma: “Soy un convencido de que la cultura, el arte, el cuidado del patrimonio, son un verdadero bálsamo que acerca a las personas”. Y enumera algunos de los muchos esfuerzos que se han hecho en este ámbito: la adquisición y presencia de radio Beethoven, el contacto con universidades regionales, MAVI UC, Casa Violeta Parra, entre otros.
- Mirando hacia atrás, ¿qué hubiera hecho distinto o qué se le queda pendiente?
De todas maneras, un tema pendiente, que ya lo hablábamos, es la flexibilidad curricular. Otro es que ojalá hubiera podido influir más en la política de ciencia en el país a largo plazo. Ahora se va a discutir el proyecto de financiamiento estudiantil, en el que quedan muchas aristas sin resolver y que puede ser muy decisivo en el futuro de las universidades. Pendiente también es esto de agrupar unidades académicas, no para disminuir facultades, sino que para que haya unidades que, a lo mejor, estando más cerca, se puedan desarrollar mejor. Por supuesto que un tema que siempre va a estar pendiente es cómo seguimos mejorando la calidad para acercarnos a otras instituciones a nivel mundial.
Yo siempre pienso que, así como estamos dentro de las primeras cien mejores universidades en el mundo, si seguimos este camino, deberíamos llegar a las primeras cincuenta en el 2038, al cumplir 150 años de nuestra fundación. ¿Dónde está el ámbito que nos baja, entre comillas, la ponderación general? En la investigación, en el producto de la investigación, es decir, las publicaciones y patentes. Le puedo asegurar que si tuviéramos los recursos -que vengan del Estado, Endowment, privados, fondos públicos-, y si pudiéramos contratar, voy a decir, a 300 profesores con capacidad de investigación en cinco años -hoy día tenemos 1200 a 1300 profesores con capacidad investigación concursable-, sería muy decisivo en términos de productividad. Medidas de ese tipo nos harían llegar a lugares muy insospechados a nivel internacional.
La rigurosidad la tenemos, la identificación institucional es altísima, recientemente conocimos los resultados del clima laboral, que cada vez son mejores. Cerca del 90% de nuestras personas se siente orgulloso de estar en la UC; el mismo porcentaje recomendaría a otra persona trabajar en la universidad. Tenemos una comunidad profesional, administrativa, académica muy comprometida con la tarea universitaria.
La posta

Antes de terminar enero y recién conocido el nombre de su sucesor, el académico y exdecano de la Facultad de Ingeniería Juan Carlos de la Llera, el rector Sánchez le entregó un documento de 120 páginas, con dos archivadores anexos, con todos los temas más relevantes de su gestión y los desafíos futuros. En los primeros días de marzo han sostenido reuniones y han participado en algunas ceremonias de manera conjunta, como la bienvenida a los novatos y novatas. También estuvo recientemente en Roma, donde se reunió con el secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Pietro Parolín; así como también con el Prefecto del Dicasterio de la Cultura y Educación, Cardenal José Tolentino de Mendoça, y con Monseñor Carlo María Polvani, Subsecretario Adjunto del Dicasterio. En estos encuentros se analizó el desarrollo de la Universidad, así como también el rector Sánchez entregó un balance de su gestión y agradeció la confianza y el trabajo realizado en conjunto.
La ceremonia de cambio de mando se realizará este martes 18 de marzo, a partir de las 10 am, en el Salón Fresno del Centro de Extensión UC. Por estos días, el rector Sánchez también prepara su periodo sabático de cerca de un año, donde se desempeñará como profesor visitante en la Universidad de Edimburgo, en Escocia, Reino Unido; y luego, en la Universidad de Nueva York, Estados Unidos.
- ¿Qué consejos le daría al nuevo rector?
Prefiero hablar de sugerencias más que de consejos. Una sugerencia muy clara, me parece a mí, es destinar el mayor tiempo posible a estar con la comunidad, escucharla, participar, que se cree un real vínculo de confianza. Mientras más cercano a la comunidad esté el nuevo rector, lo van a conocer mejor, va a tener mucho más apoyo y la comunidad se va a sentir parte de la nueva gestión, de su proyecto. La segunda sugerencia, que es bien clave, es tener la mayor tranquilidad e información para formar el equipo. Uno puede tener un rector muy capaz, muy dedicado, pero debe tener un equipo en las prorrectorías, en las vicerrectorías, que sea de muy buena calidad, de mucha lealtad, trabajo en equipo y también, con mucho diálogo con la comunidad. Y la tercera sugerencia, es que no le tenga ningún temor a reconocer los errores. Yo me he equivocado muchas veces en estos quince años, en una toma de decisiones, en una mirada de lo que íbamos a hacer y después he informado que esto se va a hacer de manera distinta. Lo que yo he visto es que cuando la autoridad máxima de una institución cambia el rumbo, reconoce un error y recopila mayor información, las personas se acercan mucho más a esa autoridad, porque todo el mundo se da cuenta que somos todos humanos, todos nos podemos equivocar, y las personas se sienten más cercanas y más seguras con alguien que los dirige que es igual que ellos. Es un acto de humildad también. Son sugerencias que deberían ser solo evaluadas por el rector De la Llera, a quien reitero todo mi apoyo.